SAN BORJA, Bolivia — Instalados en varios campamentos, donde recuperan fuerzas, tras más de dos semanas de marcha, indígenas amazónicos de Bolivia recibieron decepcionados la decisión tomada el jueves por el presidente Evo Morales de mantener el trazado de una ruta que atraviesa un parque nacional, a lo que ellos se oponen.

El grueso de los nativos -unos 2.000 en total- está en unos predios de la universidad pública estatal de esta población de San Borja, de unos 40.000 habitantes y a 400 km de La Paz.

El mandatario había dicho el jueves, en un acto público, que “no hay otro tramo, ninguna alternativa, es lo único que tenemos” y que por lo tanto eran inatendibles los reclamos de los nativos para que no se afecte la reserva ecológica TIPNIS, en el centro del país, de 1 millón de hectáreas.

Esas opiniones han causado desazón entre los nativos, según explica Fernando Vargas, uno de los principales líderes que marchan en protesta por la vía que el Gobierno ya construye, con un crédito de Brasil, aunque todavía no llegó a la reserva natural, rica en flora y fauna.

“Estamos con dos posiciones encontradas: la posición del Gobierno es que se haga la carretera y nosotros decimos que la carretera no pasa por ahí, porque va a destruir nuestro territorio y las áreas protegidas”, dice Vargas a la AFP.

La incertidumbre aún persiste, a pesar de que este viernes se materializó un primer acercamiento con el poder Ejecutivo para comenzar a discutir desde el sábado la plataforma de 16 demandas que en total exigen los nativos una solución.

El rechazo es principalmente a la vía y a la exploración petrolera al sur del país, dos tópicos que comenzarán a discutirse técnicamente en San Borja, aunque sin la certeza de que habrán acuerdos inmediatos.

“Estamos todavía en los prolegómenos (del diálogo), hay que ver. Mañana (sábado) iniciaremos con los temas más importantes”, explica a la AFP el ministro de Obras Públicas, Wálter Delgadillo, uno de los responsables del primer acercamiento alcanzado con los aborígenes.

Gobierno y marchistas estuvieron discutiendo de manera pública por unas cuatro horas cómo comenzar el diálogo, sobre qué bases, con qué alcances y bajo qué metodologías.

Sin embargo, las negociaciones aún no convencen a los nativos.

“Una cosa dicen en La Paz y otra aquí” explica el líder indígena Vargas, aunque aclara que “hay que esperar qué nos dicen técnicamente”, mientras reitera que “vamos a mantener nuestra posición para que no se construya la carretera” que en total tiene una extensión de 300 km.

La vía tiene tres tramos: el primero que comienza en el poblado cocalero de Villa Tunari en el departamento de Cochabamba, bastión político de Morales; el segundo por el territorio TIPNIS; y el tercero, al llegar, al otro extremo más al norte, en San Ignacio de Moxos en la Amazonia.

Es el tramo II de más de 60 km que los nativos rechazan, porque dividirá por la mitad el territorio indígena que tiene la forma de una luna y que para el presidente Morales es una ruta inamovible.

La posición del gobierno en favor de la vía es clara. “Se puede proteger el medio ambiente con carretera o sin carretera”, señaló en La Paz en una conferencia de prensa el vicepresidente Álvaro García.

García ha reiterado que el Gobierno ha ofrecido a los indígenas una ley para evitar cualquier asentamiento humano en el TIPNIS.

De fracasar el intento de diálogo, los aborígenes han dicho que retomarán su caminata a La Paz, aunque deberán sortear varios escollos, como pasar por poblaciones leales al presidente Morales y beligerantes contra la caminata.

Los nativos iniciaron el 15 de agosto una marcha desde Trinidad, capital del departamento amazónico de Beni, hasta La Paz, un trayecto de 600 kilómetros, del que han recorrido poco más de la tercera parte.

Comenzaron unos 600 y ahora suman unos 2.000 en defensa ecológica del TIPNIS, donde viven unos 50.000 nativos desde tiempos ancestrales, mientras el oficialismo argumenta que la obra generará integración y desarrollo.

A San Borja llegaron el jueves los indígenas, con decenas de niños y ancianos, quienes se han instalado en varios campamentos al aire libre, donde han colocado sus carpas de lona y plástico y han instalado ollas comunes.

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