A vuelo de Pluma - Foto | Los Tiempos

Por Mérida Coimbra Luis – Columnista – 25/04/2010

El 22 de abril, día de la Tierra, se clausuró en Cochabamba la “Conferencia Mundial dehttp://www.lostiempos.com/lecturas/varios/varios/20100425/en-defensa-de-la-alta-amazonia_67746_124157.html los Pueblos sobre el cambio climático y los Derechos de la Madre Tierra” y como acto central se entonó nuestro sagrado himno nacional: “Bolivianos el hado propicio coronó nuestros votos y anhelos… ¿Pero que es el hado? sino la divinidad o fuerza creativa desconocida que obra irresistiblemente sobre las demás divinidades, los hombres y los sucesos. Esta conferencia quiso dejar una “huella” perenne, y, nuevamente: ¿qué es una huella? sino una inscripción sobre la tierra que por analogía es el principio de la producción cultural en el origen y destino de esta vasta humanidad. Nuestras huellas están inscritas en el desarrollo de nuestra cultura, en nuestro medio ambiente, en la alegría y la tragedia, están pirograbadas en nuestro patrimonio natural y cultural. Entonces, hollemos sobre la culturización y espiritualización de nuestro medio ambiente, para protegerlo, cuidarlo, respetarlo, venerarlo como patrimonio tangible e intangible, ¿qué más patrimonio que el agua y el oxigeno?; ¿Qué más herencia que nuestra cordillera o nuestros ríos?, ¿acaso no son las montañas nuestras Achachilas veneradas, y el Mamoré no es la Madre de las aguas?, y el árbol nuestro padre, “…padre nuestro que estás en la tierra”. Escribió Man Césped en su huerto del Chapare. Ya la Unesco proclamó el respeto a los paisajes culturales, al medio ambiente, donde se fermenta nuestra vida, nuestros símbolos, es ahí donde vivimos, comemos, bebemos, hacemos el amor. Es en la tierra, en la Madreselva, en la Pachamama, donde nacemos y morimos; será entonces importante hablar claro y sin tapujos que sobrevaloren la mercancía, la economía política o la geopolítica sobre el medio ambiente; será importante tener un discurso coherente sin doble moral, exigiendo se cumplan las declaraciones y no resulten eufemismo jactancioso. ¿Qué se habló del Megaproyecto Ancla? ¿De las represas que harán disminuir la velocidad con que corren los ríos afectando para siempre las aguas de nuestra Mesopotamia boliviana?; ¿Qué se dijo de los sábalos, de los pacúes y los bufeos que se detendrán en esos gigantes espejos de agua que aumentarán la temperatura del planeta?; ¿Qué pronunciamiento concreto tuvo esta cumbre del impacto de la represas en estos ríos, o no habrán sido tomados en cuenta para la Evaluación de Impacto Ambiental? ¡Se habló poco y/o nada!, esa es la única verdad. Esperemos que se respalde de forma vigorosa las propuestas de las organizaciones sociales del mundo como la idea de convocar a un referéndum mundial para que se pronuncie sobre los daños provocados por el sistema capitalista, y propiciar un Tribunal Internacional de Justicia Climática que sancione a naciones y a empresas que contaminan el Planeta. Esperamos que esta valentía refracte, se encarne y espiritualice el futuro incierto de la humanidad y abarque un juicio certero y severo del megaproyecto energético, sin discriminación, de raza, ni credo, ni situación geográfica o política, ya en Brasilia echaron mierda y estiércol para detener a los ministerios del ramo a proseguir este megaproyecto, pero en Bolivia, lo siguen aplaudiendo los eternos adoradores de la energía a costa de la destrucción y del becerro de oro. Entonces seguiremos cantando con honor nuestras sacrosantas notas: “Morir antes que la amazonia morir…”

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