LA NOTICIA DE PERFIL Mientras salvamos al planeta – Paulovich – 21.4.2010
“Es que no se puede arreglar todos nuestros problemas al mismo tiempo. Primero arreglaremos los problemas planetarios y los otros se solucionarán por añadidura.” Paulovich
COMENTARIO:
Probablemente el mejor análisis – LECTURA RECOMENDADA
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Abandoné la cumbre climática
por Paulovich – LA PRENSA (Editorial) – 22.4.2010
Pregunté a mi comadre Macacha en cuál de las 17 mesas de trabajo demostraríamos nuestra “vocación de servicio” dentro de las deliberaciones de la Cumbre que se realiza en Tiquipaya (Cochabamba) y ella me respondió como buena chola nacida a las orillas del Rocha River: “Naturalmente en la de Finanzas, donde se resolverá el pago de 2,5 billones de dólares que los países capitalistas deberán entregarnos a los países perjudicados por el cambio climático”.
Quise saber sus razones para ello y Macacha me dio a entender que en el mundo todo se arregla con plata, hasta el cambio climático. Y se puso a hacer números sobre lo que le correspondería a Cochabamba como indemnización por el cambio climático, haciendo votos porque nunca cambie “el clima” de Cochabamba, que es el mejor del mundo. Mientras cambiábamos opiniones con otros delegados, se le acercó un paisano suyo que la reconoció y le preguntó por qué había tanta gente boliviana y extranjera en Tiquipaya, respondiéndole Macacha: “Estamos reunidos en una cumbre mundial para salvar al planeta”.
El visitante sonrió y le dijo: “Entonces creo que estarán reunidos unos cien años, porque problemas más fáciles que afligen a los bolivianos no pueden resolver hace cinco años, como la internación y venta de la ropa usada”. Fue un balde de agua fría sobre la cabeza de mi comadre Macacha y de la mía. Era verdad lo que dijo el hombre sencillo que reconoció a Macacha, quien se ruborizó y agachó la cabeza porque se dio cuenta de que nuestro idealismo nos llevaba a salvar al planeta Tierra, mientras el problema de los ropavejeros está sin solución hace muchos años desafiando a la sabiduría política de nuestros gobernantes.
No repuestos de nuestra vergüenza, me saludó un amigo contrabandista que siempre me proveyó de casimires, whisky y cigarrillos. En vez de decirme algo, me cantó una estrofa de la canción ranchera “Volver” a la que le había cambiado la letra, diciendo: “…y volver, volver, volver, a la Aduana otra vez, volveré a contrabandear, quiero volver, volver, volveeeer”. Un problema nacional que lleva más de cincuenta años sin resolverse.
Pero indudablemente, nuestra misión de salvar al planeta Tierra y luchar y luchar porque los industriales del mundo capitalista reconozcan los Derechos de la Madre Tierra es de mayor magnitud y altura. Nuestra enfermedad del contrabando es incurable y tenemos que aprender a vivir con ella.
Para distraerme mientras esperábamos la llegada del presidente Evo, que en la víspera había viajado a Caracas para abrazar al presidente Chávez de Venezuela por una fiesta cívica de su país, prendí la radio y me enteré de lo que sucedía en los LÍpez de Potosí, donde los originarios viven sin agua, sin luz eléctrica y sin caminos.
Es que no se puede arreglar todos nuestros problemas al mismo tiempo. Primero arreglaremos los problemas planetarios y los otros se solucionarán por añadidura. Alguien nos dijo que Evo y otros presidentes invitados llegarán muy pronto. Ya les contaré cómo salvamos al Planeta Tierra en medio de cochabambinos escépticos.
Periodista
http://www.laprensa.com.bo/noticias/21-04-10/noticias.php?nota=21_04_10_edit2.php
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por Paulovich – LA PRENSA (Editorial) – 22.4.2010
Cuando me encontraba muy feliz en Cochabamba asistiendo a la cumbre climática, mi comadre Macacha que es muy inteligente, me dijo en la oreja: “Me parece que todo esto que vemos no es más que el espectáculo más grande del mundo para llamarnos a luchar contra el capitalismo y para imponer en nuestra patria un socialismo katarista”, palabras que me asombraron y no pude entenderlas en su integridad y en su profundidad.
Mientras rebotaba de chola en chola pues las había de todos los colores en un algo que parecía un congreso mundial de aborígenes de todo el mundo, iba de Tiquipaya a Cochabamba y de Cochabamba a Tiquipaya vi a unos pocos delegados nacionales y extranjeros intercambiando discursos y documentos ya preparados con anterioridad para adherirse a los viejos conceptos contra de los constructores de cultura y la civilización occidental representados por los países desarrollados de América del Norte, Europa, Asia y también algunos países africanos donde viven felices millares de cochabambinos que emigraron en los últimos 50 años.
Hubo caos y desorganización, y hasta falta de consideración con centenares de delegados, para no hablar de miles, que tuvieron por alojamiento salas comunes provistas sólo de un colchón para dormir unas horas durante la noche, a quienes se repartía comida durante el día sólo por una vez. Macacha me dijo: “Me daría vergüenza decir a esa pobre gente extranjera y boliviana que yo era la anfitriona y ellos los invitados”.
Yo quise echarle la culpa de todo al canciller Choquehuanca, pero mi comadre me dijo que todo fue culpa del entusiasmo anticlimático. Cuando la multitud adoctrinada no dejó escuchar el mensaje que envió el Secretario General de las NNUU a la Cumbre que se puso a leer la enviada del organismo mundial y todos empezaron a silbar, mi comadre se puso roja de rabia y me dijo “vámonos”, tomándome de un brazo, pero era imposible salir porque estábamos rodeados de fanáticos por todas partes. Estábamos en la apoteosis de la barbarie.
Sobre todo cuando escuché de labios de nuestro presidente Evo que sólo había calvos en los países capitalistas y que los indígenas (todos somos indígenas) teníamos abundante cabellera como él (mostrándola a los 20.000 delegados) y que la Coca-Cola servía en Bolivia para limpiar desagües mientras que la chicha nos proporcionaba buena salud. También nos instó a no utilizar platos de plástico u otros materiales sino platos de barro y utensilios de barro porque cuando éstos se quiebran vuelven a la tierra de donde proceden.
Cuando claramente se nos dijo que el capitalismo es el sistema que causa todos los males del mundo contemporáneo, Macacha, que es una cholita prestamista, honrada, buena y generosa, salió del escenario de la Cumbre Climática como pudo, sacándome con ella luego de haber asistido a un gigantesco espectáculo político del Socialismo Katarista.
Periodista