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PERMITANME DECIR – Oscar “Paqui” Bowles Rivero – 23.12.2009

Miércoles, 23 de Diciembre de 2009

“Carmelo Rivero Lens, médico traumatólogo nacido en Riberalta-Beni el 9 de Octubre de 1.936, dejó de existir este 15 de Diciembre de 2.009.”

ver:

Otro libro de la selva, por Pedro Shimose

El huevo de la serpiente, Carmelo Rivero Lens   28/06/2006

Algo de Gandhi en estos tiempos borrascosos,Carmelo Rivero Lens, 9.11.2007

El golpe vino fuerte. Aunque ya se lo esperaba, no nos pasaba por la mente fuera tan pronto. La enfermedad arañaba con demasiada destreza sus entrañas y la presencia de la muerte nos sorprendió, como decíamos en muchachos, al descuido.

Esto que pretendo escribir es algo personal y por eso apelo a las disculpas que me puedan conceder generosamente los lectores, pues quizás haya algunas personas que crean no debiera escribirse de cosas personales, pero cada quien tiene derecho a opinar como quiera; al final de cuentas es como alguien dijo: el hombre es él y sus circunstancias.

Pareciera que estamos llegando al tiempo de las despedidas y hay nomás que hacerse a la idea de la natural finitud de la vida.

Carmelo Rivero Lens, médico traumatólogo nacido en Riberalta-Beni el 9 de Octubre de 1.936, dejó de existir este 15 de Diciembre de 2.009.

Hijo número 11 de Santos Rivero Rojas, cruceño, y Criselda Lens Suárez, Riberalteña. Hermano menor de mi madre y por lo tanto mi tío carnal. Fuimos compañeros de curso en la escuela y nos criamos como hermanos al vivir en la misma casa, hasta separarnos a la edad de 12 años cuando tuve que venirme a Santa Cruz.

Estuvo cerca de dos años en el colegio militar de Irpavi en La Paz y felizmente comprendió no era esa su carrera y se fue a Córdova-Argentina para estudiar medicina.

Alguna vez expresé de él en tono de cariño y de verdad: “es un brillante y famoso doctor cura huesos”. Inquieto y siempre atento a los adelantos de su especialidad, asistía a cuanto evento científico podía y por esa razón también recorrió el mundo, aprovechando de darse el gusto de conocer lugares a los que siempre deseaba llegar. No olvido su alegría cuando relataba su viaje a la India y el haber llegado a Calcuta para conocer a la Madre Teresa a la que se ofreció para ayudar por unos días en su sacrificada labor en favor de los indigentes de esa ciudad. Era, posiblemente, de los recuerdos más gratos de sus muchos viajes realizados y sentía verdadero orgullo de haber estado con la Madre Santa.

En el último tiempo, todos los lunes almorzaba en casa, con mi esposa y conmigo. Llegaba puntualmente a las doce, nos tomábamos un aperital iniciando la charla que continuaba mientras nos servíamos la comida y se prolongaba en la sobremesa hasta las dos o dos y media de la tarde.

Hablábamos del acontecer del mundo y de nuestro país, ahora que pareciera hemos llegado a una época tangible de autodestrucción o viviendo una etapa de remate espiritual donde todo tiene precio y nada tiene valor. Ahora que sin rubor alguno se entierra la moral, la honestidad y la verdad en los calabozos fríos y oscuros del cinismo, la hipocresía y la mentira.

Recordábamos también alegremente el viaje que en el pasado mes de Marzo hicimos con él y Douglas, mi hermano, a Riberalta y Cachuela Esperanza; con Pelusín que allá nos esperaba y fue tan magnífico cicerone, completamos un cuarteto formidable.

Siempre llegaban los recuerdos de los años niños, que nos envolvían entrañablemente y con fuerza, como esas ráfagas de viento que vienen siguiendo el curso de los ríos por los que tantas veces navegamos yendo por el Beni de bajada y el Orthon de subida, tres días y tres noches para llegar al puerto de Estacones y de ahí seguir a lomo de animal 25 kilómetros monte adentro hasta llegar al inolvidable San Juán de Nuevo Mundo, ese bellísimo lugar donde dice mi hermano a Dios se le ocurrió fundar el Paraíso. Allí donde nuestro pasatiempo favorito era hurgar tapas de chuturubises y teniendo cada uno su raqueta de madera en mano, la cosa se tornaba en concurso para ver quien obtenía más trofeos, o sea petos cazados al vuelo. Por supuesto que en el ajetreo nos surtían algunas picadas que nos esforzábamos en minimizar aunque hubiera alguna lágrima queriendo ponerse en escena. Ni se diga de las carreras a caballo y a galope tendido en la pampa de la estancia solo con una soguita de bozal y rienda y montados en pelo. Teníamos un Dios aparte.

Esas vacaciones permanecieron grabadas a fuego en nuestra mente, con el ejemplo de trabajo de papá Santos y mamá Criselda, dos pioneros en esas tierras que nosotros llevamos tan metidas en el alma.

Perdónenme mis lectores, necesitaba de esta manera decirle chau y hasta pronto, al flaco. Es bueno saber que mientras se nos recuerda, seguimos vivos.

Santa Cruz, 20 de Diciembre de 2.009.

Fuente: oscar bowles rivero [paquibowles@hotmail.com]

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Relatos y leyendas amazónicos

Posted on Marzo 7th, 2008 por Marcelo Paz Soldan

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Otro libro de la selva


Por: Pedro Shimose
Carmelo Rivero Lens (Riberalta, 09/10/1936), médico cirujano graduado en la universidad argentina de Córdoba (1958-1964), desciende de familias cruceñas y francesas que contribuyeron a la colonización del norte de Bolivia. Su padre, don Santos Rivero Rojas, y su madre, doña Criselda Lens Suárez (los Lens provienen del norte de Francia), sentaron plaza en la barraca San Juan, en el departamento de Pando; él, como administrador de las propiedades de la Casa Sonnenschein Hnos. y ella, como ángel civilizador que enseñó a vivir bien y a ser mejores a todos los oriundos de aquella alejada e inhóspita región de Bolivia.
Después de cumplimentar su año de provincia en Guayaramerín, viajó a Chile, en cuya capital se especializó en ortopedia y traumatología (1967-1976). Un año después se instaló en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, donde vive, enseña, escribe y ejerce su profesión. Es autor de dos libros científicos: Ortopedia pediátrica y Manual de Medicina para estudiantes, a los cuales se suma, ahora, el libro de ficción Relatos y leyendas amazónicos (Santa Cruz, Imprenta Landívar, 2007).
Articulista, colabora habitualmente en periódicos y revistas especializadas de Bolivia. Pertenece a ese grupo de médicos bolivianos que, como Eduardo Wilde, Jaime Mendoza, Enrique Saint-Loup, Mariano Morales Dávila, Rolando Costa Arduz y Hans Dellien, han combinado ciencia y arte al servicio de la humanidad.
Rivero Lens carece del oficio de Juan B. Coimbra, Roger de Barneville, Raúl Botelho Gosálvez, Porfirio Díaz Machicao, Humberto Guzmán Arze o Ignacio Callaú Barbery –narradores bolivianos fascinados por la selva–, pero ahora que ha publicado su libro Relatos y leyendas amazónicos puede que un día se les una. No es escritor profesional y se le nota. Su prosa es imperfecta aún, porque la literatura es como la cirugía, requiere estudios, práctica y dedicación. Provisto de talento natural, de un considerable bagaje cultural y de experiencias acumuladas en sus viajes alrededor del mundo, el autor de Relatos y leyendas amazónicos necesita liberarse de ataduras costumbristas, regionales y folclóricas (la oralidad de los contadores de cuentos populares) para renovar su lenguaje en busca de un tono literario adecuado a la época. Esto es evidente en sus relatos, cuentos, leyendas y, sobre todo, en su novelita (de ‘nouvelle’/ ‘noveletta’/ ‘short story’) Mi amada inmortal (37 páginas), con que cierra su libro. Ella parece más bien un guión cinematográfico, muy a lo ‘love story’ –cáncer incluido–, con escenas truculentas y ramalazos de pasión, erotismo y ternura, propias de culebrones televisivos. Si alguien se animara a adaptarla para la televisión, sería un bombazo, un éxito seguro.
Varios cuentos de Relatos y leyendas amazónicos son memorables porque, a pesar de algunos defectos expresivos de orden retórico, están dotados de sutilezas y logros estilísticos (Fue en los días de la patria y Sólo vos), de impacto psicológico (Mi amigo se está muriendo), de tensión dramática (De muerte natural, el crimen perfecto), de simbolismos (La fortuna y Corazona Tibubay), de terror y suspenso (La carnicería, El ropero y Unas vacaciones inolvidables) y de humor (Todo por amor y Mi gran amigo, el mentiroso).
Entre las leyendas, cabe resaltar Mi bisabuela Rosaura, mito de la mujer blanca raptada/capturada por los bárbaros, de larga tradición en la literatura hispanoamericana, desde Esteban Echevarría hasta Borges. Esta historia fue relatada también por el explorador inglés Percy H. Fawcett en su crónica de viajes A través de la selva amazónica y por el escritor boliviano Gilfredo Carrasco Rivera en una de sus novelas.
Si les interesa mi opinión, deben leer el relato Mi maravillosa viejita. En él está el mejor Carmelo Rivero Lens, escritor capaz de conmovernos y maravillarnos con su prosa viva, cálida y directa.
// Madrid, 07/03/2008.

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El huevo de la serpiente

Carmelo Rivero Lens   28/06/2006

Nos preocupa mucho la entrada de tantos cubanos, entre ellos muchos ‘profesionales’ que ojalá se demuestre que son titulados. Que haya claridad en esto: ¿hasta cuándo estarán? No obstante, seguimos pensando que los bolivianos podemos hacer este trabajo, además de que lo necesitamos. Y lo otro es que trajeron tantos bultos con instrumental y equipos médicos: ¿cuál fue la razón para que no pasaran por la Aduana?

De todos los que votaron y creyeron en el cambio, pero no el cambio que estamos viendo y hacia donde estamos yendo, una gran cantidad puede estar arrepentida.
Éste es un país de mala suerte. Desde la época de la colonia y el surgimiento de nuestra independencia, lo corriente han sido las traiciones, los cuartelazos, los gobiernos déspotas, los bárbaros e iletrados, los incapaces, los corruptos, los vendepatria y populistas; nada de nacionalistas y menos progresistas con deseos de elevar el nivel de vida.
Estamos perplejos ante los acontecimientos que se vienen produciendo en este Gobierno, pues no todo es color de rosa, amén de algunas medidas trascendentales como la nacionalización de los hidrocarburos, la alfabetización y el problema de la tierra con la ‘nueva reforma agraria’ (siempre que se la lleve a cabo con equidad y justicia, que no sea solamente para ganar electores y votos para el partido gobernante, y que primero se la dote a los oriundos de la región).
Nos preocupa mucho la entrada de tantos cubanos, entre ellos muchos ‘profesionales’ que ojalá se demuestre que son titulados. Que haya claridad en esto: ¿hasta cuándo estarán? No obstante, seguimos pensando que los bolivianos podemos hacer este trabajo, además de que lo necesitamos. Y lo otro es que trajeron tantos bultos con instrumental y equipos médicos: ¿cuál fue la razón para que no pasaran por la Aduana?
Es muy preocupante el discurso del Presidente cuando se refiere al empresariado y a los poseedores de tierra del oriente, que trabajan y producen, como si de pronto se volviera un delito pertenecer a esta clase social, que es la responsable del capital de los países y de dar trabajo al pueblo, sabiendo que un Estado como el nuestro no nos ofrece nada.
Pero la peor forma de expresión del Presidente fue hacia la ‘élite del Comité pro Santa Cruz’ al referirse a la autonomía. Creemos que él está al tanto y la entiende perfectamente, pero también creemos que el hecho de haberse iniciado con el cabildo de Santa Cruz y su ‘oligarquía’ (ahora apoyado por varios departamentos) son la razón del rechazo. Las críticas se deben clarificar con ideas.
No se puede creer que hay gente que no quiere el cambio, pues con la descentralización el Gobierno se acercará más al pueblo; lo que pasa es que el centralismo no quiere perder las prebendas, ya que la mayor parte del dinero generado en la región será reinvertido en obras de salud y educación, y así tendremos un país más justo y solidario.
Al margen de esto, cada región podrá elegir a sus autoridades y ya no a dedo desde La Paz, así como dotará los ítems que requiere y creará y garantizará los ingresos para las diversas instituciones y sus fuentes de trabajo.
El cambio de amo para el país y la forma tan descarada de intromisión en los asuntos de Estado del presidente venezolano son vergonzosos y nos están llevando al totalitarismo, y el Gobierno está fomentando un enfrentamiento entre regiones collas y cambas de imprevisibles consecuencias. A esto alude el nombre del artículo, que el huevo de la serpiente –al ser translúcido– nos permite adivinar el monstruo que está por nacer.
Dios nos ayude a caminar y solucionar este duro y difícil trance.

Fuente: http://archivos.bolivia.indymedia.org/es/2006/06/30951.shtml

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Algo de Gandhi en estos tiempos borrascosos

Carmelo Rivero Lens

Realmente éste es un país malaleche. Por querer cambiar la clase política que nos gobernaba desde la vuelta a la democracia, elegimos quizá a la peor, simplemente porque la ‘raza’ que está en el poder nos quiere cobrar, a los orientales, una deuda injusta de la que no tenemos nada que ver. Pero lo peor es que nos odian con un resentimiento que se está profundizando; además nos quiere imponer a ultranza una estúpida aimarización, y para rematarla nos están llevando a un totalitarismo. ¡Válgame Dios!, en lugar de gobernar y avanzar, está hundiendo el país, no tenemos inversiones, somos una nación peligrosa para el turismo, no hay seguridad jurídica, nos peleamos con los estadounidenses y hacemos migas con Irán y con un hermano país gobernado por un sinvergüenza, que tiene de rodillas a nuestro Gobierno, (no a nosotros los orientales que más bien lo repudiamos) y que encima nos ofrece balas. No ha habido en la historia un gobernante extranjero que se entrometa tan descaradamente en nuestras vidas y que nos llene de bronca ya que, quienes tendrían que defendernos tienen las voces embargadas por cuatro sucios denarios. Jamás este país vivió semejante humillación y por eso nos alegra que, a consecuencia de los últimos sucesos, el Prefecto de nuestro departamento haya dicho que ese gobernante venezolano (que no deseo ni nombrarlo) no tenga pisada en este suelo, lo que debería hacer no sólo el resto de la ‘media luna,’ sino todo el país por dignidad y orgullo.

Para aliviar nuestro amargo momento, quiero referirme al Mahatma Gandhi, un sabio, manso como un cordero, pero más puro que un cristal e incorruptible, quien se desposó con la miseria de su gente y sobre todo por su lucha sin violencia para liberar a su país del Imperio británico, al que le dijo que amaba a su gente tanto como a sus compatriotas pero que lo atacaría con un medio infalible: la verdad y el amor en una lucha no violenta. Que su boca enmudecería antes que mentir. “Mi religión –les dijo- me impide toda animosidad, y aunque pudiera, jamás levantaría mi mano contra vosotros, quiero vencerlos a través de mi sufrimiento y con los medios pacíficos y legítimos, es esa la forma en que nosotros los desarrapados y miserables conquistaremos la libertad”. Fue esa la fuerza moral en la que se basó el movimiento nacional indio para obtener su libertad.

Gandhi nunca tuvo una pizca de odio en contra de su contrincante, que no era su enemigo; su fe fue su vida que sobrepasó a su amor por la India, e invitó a todos los habitantes del milenario subcontinente, cualquiera hubiera sido su credo y su etnia, a vivir en una sola nación, ya que el bien de cada uno sería el bien de todos.

Me gusta mucho eso de “Si la querés defendela” en nuestra bandera verde, blanco y verde, pero que sea con honor, con la verdad y la justicia. Con amor y con mucho orgullo y sin violencia… a lo Gandhi.

* Médico

Fuente: http://www.eldeber.com.bo/2007/2007-11-09/vernotaopinion.php?id=071108230728

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