110 años Japón

Viernes, 28 de Agosto de 2009

Príncipes en Santa Cruz, la delegación de Riberalta presente

Alcalde Jefe de la Delegación
Alcalde Jefe de la Delegación

autoridades nacionales
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Nagakani, Sabina Cuellar, Rubén Costas, esposa de Oscar Ortiz
Nagakani, Sabina Cuellar, Rubén Costas, esposa de Oscar Ortiz

Gobernador Ruben Costas

Gobernador Rubén Costas

Pres. Senado, Emperador y esposa, Viceministro Fernández

Pres. Senado, Emperador y esposa, Viceministro Fernández

Sabina Cuéllar, esposos Costas, esposa Ortíz

Sabina Cuéllar, esposos Costas, esposa Ortíz

Subprefecto, Alcalde y Angel Cosio

Subprefecto, Alcalde y Angel Cosio

Alcalde y Angel Cosio
Alcalde y Angel Cosio

Alcalde, Angel Cosio y Dip. Nagakani
Alcalde, Angel Cosio y Dip. Nagakani

Alcalde, Angel Cosio y Dip. Nagakani
Alcalde, Angel Cosio y Dip. Nagakani

Alcalde, Angel Cosio y Subprefecto Agustín Vargas
Alcalde, Angel Cosio y Subprefecto Agustín Vargas
(Fotos: Willi Noack)

En homenaje a los japoneses en Bolivia

Las comunidades niponas de Okinawa y San Juan celebraron más de medio siglo de historia en Santa Cruz con la visita de la pareja imperial japonesa de Masahito y Hanako Hitachi.

Texto: Liliana Carrillo Valenzuela • Fotos: Javier López

Abstenerse de las siguientes actitudes: Cruzar delante de Sus Altezas, los Príncipes. Adelantar el paso a Sus Altezas. Retroceder delante de Sus Altezas. Tratar de extender las manos a Sus Altezas… y la lista de instrucciones suma y sigue para los periodistas que esperan junto a más de 200 descendientes japoneses en la colonia cruceña de Okinawa.

Mediodía del 16 de junio en el municipio de la segunda sección de la provincia de Warnes. “Les ha tocado sur, está fresco”, comenta en el Centro Cultural Boliviano Japonés el alcalde Dionisio Condori Mamani, un potosino que llegó a Okinawa hace medio siglo como 400 migrantes de Japón. “Hoy estamos de fiesta”.

Tres automóviles Mercedes-Benz rompen la espera con sirenas y piruetas de los hombres y mujeres de negro del cuerpo de seguridad. “Hay efectivos de la guardia imperial japonesa camuflados”, comenta alguien y la banda del colegio Boliviano Japonés, uniformada en rojo y blanco, rompe con una marcha. ¡Los Príncipes han llegado!, grita Condori.

Sus Altezas, los Príncipes

Rodeado de un amplio séquito de diplomáticos, aparece Su majestad Masahito Hitachi: terno gris, corbata azul, lentes y andar cansino. El segundo hijo del difunto emperador Hiroito, y hermano del actual emperador Ahikito, tiene 75 años y el título de Príncipe que lo convierte en cuarto en la línea al trono japonés.

Diez pasos detrás —como dicta el protocolo— camina su esposa, Hanako Tsugaru, elegantísima en un vestido azul con chaqueta y sombrero de encaje blanco a juego. Hace 48 años, esta dama de la nobleza nipona se casó con el segundo hijo del emperador y se convirtió en la Princesa Hitachi.

La pareja imperial, que un día antes llegó a Bolivia para conmemorar los 110 años de la migración japonesa a Sudamérica, es recibida por los “nikkei” (descendientes de emigrantes de origen japonés) con saludos respetuosos. Dos niños ensayan nerviosos la entrega de una ofrenda en la Torre Póstuma, que consigna los nombres de los japoneses que murieron en Okinawa.

“Estamos muy honrados; son los Príncipes y nos visitan”, dice en mal español el Sr. Kazuo Miyagi, presidente de la Asociación Boliviana Japonesa en Okinawa. Él es uno de los 200 migrantes de la primera generación japonesa invitado al almuerzo que, poco después, ofrecen Sus Altezas en un enorme comedor en el que las mesas se han colocado de manera que nadie mire de frente a la pareja imperial. “Es el protocolo”.

“Es para mí un gran orgullo y alegría saber que es ampliamente reconocida la contribución de la comunidad japonesa a Bolivia”, afirma, en japonés, el Príncipe en su discurso traducido al castellano. “Al observar esta tierra que respira el aire de prosperidad y pensar en las dificultades y penas de los inmigrantes que han construido esto, quiero expresar mi respeto por sus esfuerzos”, añade.

La refundación de Okinawa

“Esto era monte, selva cerrada —señala Kazuo Miyagi (70)—. Hemos tenido que trabajar mucho para abrir campos, sembrar arroz y trigo después. Ha sido duro para los primeros”. Y los primeros fueron 890 migrantes que llegaron desde la isla japonesa de Okinawa, convertida en ruinas después de la II Guerra Mundial.

En 1952, la comunidad japonesa en Riberalta (que ya estaba consolidada en Beni) organizó un plan de ayuda a los okinawenses, que culminó en 1954 con la llegada de las primeras colonias a Santa Cruz. El primer asentamiento fue en Uruma (a 80 km de la actual Okinawa) pero una fiebre, que ocasionó 15 muertes, hizo que después de un año los japoneses se instalaran en Palometillas (a 40 km). Allí, los enemigos fueron las sequías y las inundaciones, que llevaron a los pioneros al hoy municipio de Okinawa.

Siguieron décadas de trabajo en la que los japoneses mantuvieron como premisa su idioma y su cultura; aún hoy, los mayores de Okinawa, no hablan castellano.

“Había una zanja que nos dividía a los japoneses y a los bolivianos; pero en los últimos años ya hemos tomado conciencia de que todos trabajamos por Okinawa; el 15 de agosto, que es nuestro aniversario, hay baile japonés y taquirari”, relata Tsugio Higa, quien llegó con su familia a los cinco años y hoy es Oficial Mayor Administrativo del municipio.

Actualmente, 11.600 personas viven en las poblaciones de Okinawa I, II y III; de ellas 4.900 son japoneses o sus descendientes. “Para nosotros es importante mantener la cultura de nuestros padres y gracias al aporte de Okinawa (Japón) cada año vienen dos maestros de idioma japonés a trabajar al colegio que es bilingüe”, añade Higa. Cerca, un grupo de niños bolivianos y japoneses ríen en un idioma que les es familiar: el japuñol.

“Ahora hay total integración”, opina el alcalde Dionisio Condori. Ellos son de oriente, yo del altiplano pero todos estamos acá juntos”, dice este hombre grandote de 55 años que habla quechua, español y algo de japonés.

Tras el almuerzo, con números artísticos incluidos, los Príncipes Hitachi saludaron personalmente a la comunidad. “Tan distinguidos, tan educados”, describe después de su encuentro fugaz con la pareja imperial la monja Atanasia Matsushita, una de las 15 religiosas japonesas de las Hermanas de la Caridad.

Con despedidas, respetuosos siempre, se fue la pareja imperial de la comunidad Okinawa. Por la noche, de regreso a Santa Cruz, mantuvo un encuentro oficial con el presidente Evo Morales.

San Juan de Yapacaní

¿Están cansados los Príncipes? “No, están bien… muy amables siempre”, confía un diplomático japonés que llegó desde Buenos Aires para apoyar en la visita.

Miércoles 17 de julio. A las 11.00 la delegación imperial llega al pueblo de San Juan de Yapacaní, a 140 kilómetros al norte de Santa Cruz. Allí, los migrantes japoneses esperan con sus mejores galas. “Hemos preparado una recepción especial”, adelanta Satony de Kondo (47), presidenta de la Damas Boliviano Japonesas.

Masahito y Hanako Hitachi son recibidos con banderas bolivianas y japonesas. Las Altezas plantan un árbol en el Centro Boliviano Japonés. “Es una lluvia de oro, crecerá alto”, presagia Masayuki Hibino (70), presidente de la Asociación Boliviano Japonesa y uno de los pioneros en San Juan.

“En 1955 llegamos 87 migrantes de varios sitios del Japón encabezados por Toshimicho Nishikawa”, relata el veterano Hibino que tenía 18 años cuando conoció la selva en San Juan. “No había agua, el monte era lleno de animales… pero nos hemos quedado y ahora somos prósperos”.

La comunidad de San Juan, que en un momento fue hogar de 1.000 familias niponas hoy sólo acoge a 700 japoneses. “Algunos se van, pero nosotros seguimos trabajando”, añade Kondo.

Los Príncipes una vez más almuerzan con la comunidad y felicitan el trabajo de los migrantes. Hoy están más relajados y conversan entre ellos durante la comida; de lejos se intuyen sonrisas.

El símbolo imperial

“Ellos son un símbolo de Japón”, dice Hibino orgulloso por la visita de la pareja que dejó su palacio de Tokio, donde vive sin hijos desde hace 48 años, para saludar a sus compatriotas bolivianos.

Los Príncipes sólo apretaron la mano del presidente Morales; sin embargo su presencia revivió el orgullo de las comunidades japonesas de Okinawa y San Juan. La pareja se fue el jueves y nadie retrocedió delante de Sus Altezas.

Fuente:

http://www.la-razon.com/versiones/20090628_006772/nota_277_835841.htm

  1. Viviana Pardo
    Lunes, 24 de Marzo de 2014 a las 23:29 | #1

    Mi cuñada apellida Hitachi y a tratado de viajar al Japón uno de sus hermanos también, pero le han negado cualquier tipo de ayuda en la Embajada por el apellido,su abuelo era japones y fue emigrante.

  2. luis suarez kanashiro
    Martes, 18 de Junio de 2013 a las 15:33 | #2

    luis suarez kanashiro :
    ES VERDA LOS ANTEPASADO DE MIS MADRE FUERON JAPONESES SOY DE LA TERCERA GENERACION PERO NO PIERDO LA FE DE ALGUN DIA CONOCER JAPON Y SOY ORGULLOSO DE SER RIBERALTIÑO Y BOLIIVIANO, Y QUE VIVA BOLIVIA,,SALUDO MI LIDNA GENTE BOLIVIANA Y RIBERALTEÑA,,DESDE ESPAÑA,,,DIOS LO VENDIGA HA TODOS,,,.LUIS SUAREZ KANASHIRO,,,

    luis suarez kanashiro :
    ES VERDA LOS ANTEPASADO DE MIS MADRE FUERON JAPONESES SOY DE LA TERCERA GENERACION PERO NO PIERDO LA FE DE ALGUN DIA CONOCER JAPON Y SOY ORGULLOSO DE SER RIBERALTIÑO Y BOLIIVIANO, Y QUE VIVA BOLIVIA,,SALUDO MI LIDNA GENTE BOLIVIANA Y RIBERALTEÑA,,DESDE ESPAÑA,,,DIOS LO VENDIGA HA TODOS,,,.LUIS SUAREZ KANASHIRO,,,

    OK

  3. raul cortez trigo
    Lunes, 6 de Agosto de 2012 a las 21:32 | #3

    Tengo un amigo que tambien es descendiente de japoneses, su nombre Edwin Ajata, y tambien busca a sus parientes japoneses, su apellido Original es OJATA, dice que sus antepasados llegaron en 1880 favor ayudadme a encontrar el hilo de su descendencia, para mi es el mejor amigo que tengo, yo viaje a Japon y conoci a Sazuke Ojata, me olvide preguntarle por su arbol genealogico Saludos A todos

  4. Mónica Ochoa Iturri
    Miércoles, 2 de Marzo de 2011 a las 21:05 | #4

    Mis antepasados fueron japoneses NAKAMURA se encontraba por Riberalta posteriormente partio a Santa Cruz yo desearia viajar a Japón para disfrutar de sus hermosos jardines de sus bonsais y la comida tan deliciosa.En fin siempre fué el deseo de mi abuelo que los nuevos frutos se casaran con Japoneses lamentablemente me es dificil encontrar personas japonesas en La Paz les pediria que pudieramos ser amigos aunque sea lejanos mediante e mail. Se que llegare a visitar vuestro pais y les deseo mucha prosperidad para este 2011.Atte.

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