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Explorador P. Fawcett En busca del Paitití – Página Siete – 31.10.2011

Lunes, 31 de Octubre de 2011
LA FASCINANTE HISTORIA DE LA úLTIMA EXPEDICIóN EN BUSCA DE EL DORADO. EN 1925, EL LEGENDARIO EXPLORADOR BRITáNICO PERCY FAWCETT SE ADENTRó EN LA SELVA DEL AMAZONAS Y NUNCA MáS SE SUPO DE éL.

 

Explorador Percy Fawcett convertido en una leyenda

“Por lo general, cuando se habla de Bolivia se piensa que es un país que está en el techo del mundo”, le dijo el presidente de la Real Sociedad Geográfica de Londres al entonces mayor del Ejército británico Percy Harrison Fawcett, en 1905, cuando le ofrecía delimitar el territorio de Brasil y Bolivia- a encargo de este último – en una época en que estos territorios eran casi inexplorados. 

Esta misión cambiaría su vida para siempre. Después de llegar a La Paz en 1906, emprendería la primera exploración -de muchas más- y con el tiempo se obsesionaría intentando encontrar una ciudad perdida, a la que llamaba “Z”, para muchos íntimamente relacionada con el Paitití o El Dorado.

Fue en esa búsqueda que en 1925 desapareció para siempre en la amazonia brasileña, junto a su hijo mayor Jack. Nunca se encontraron sus restos. Así nació la leyenda del explorador perdido de fama mundial.

Después de decenas de libros, películas e investigaciones, un nuevo interés por hacer conocer más de la historia de este personaje en Bolivia y el mundo

hispano parece haberse despertado.

El retorno de Percy Fawcett

Actualmente el expedicionario y andinista francés Alain Mesili, junto a Plural Editores, trabaja en el lanzamiento del libro escrito por el explorador británico, Exploración Fawcett, publicado en 1955. Será la primera vez que se haga una edición nacional de ese texto. Se prevé que la publicación salga a la venta en 2012.

A pesar de que el contenido del libro se relaciona mucho más con Bolivia, alrededor de 300 páginas de más de 450 de todo el texto, Fawcett siempre fue más reconocido por su incursión en Brasil. Muchos de los autores que escriben sobre él no se refieren a Bolivia, lugar donde inició su exploración.

“Es un libro que tiene muchas descripciones de La Paz a principios de siglo XX. Fawcett emprende desde aquí su aventura por el norte del departamento hasta llegar a Rurrenabaque y sus alrededores -a pie y canoa- en donde hace la delimitación de Perú y Bolivia”, dice Mesili mientras revisa en la sala de su casa las páginas de un antiguo ejemplar de Exploración Fawcett, en cuya tapa el rostro dibujado de su protagonista parece negarse a desaparecer.

Al revisar sus páginas, llenas de comentarios sobre personas y lugares, se comprende cómo su desconocimiento de Bolivia le daba una ventaja descriptiva nueva y expectante. Fawcett tenía la observación nueva que sólo tiene un extraño, ésa que sólo impacta las primeras veces.

CARTOGRAFÍA Y CANÍBALES

Cobija, Riberalta y los ríos Guaporé, Madre de Dios Acre y otros que no habían sido explorados en toda su extensión, fueron recorridos por Fawcett.

Cada curva, resquicio y detalle plasmado en sus mapas hacen visibles esas líneas, aparentemente insignificantes, de utilidad sólo limítrofe, que se complementan con sus relatos en los que se refiere a “indígenas salvajes que atacan con flechas, a los que no les gustan los ‘blancos’” y que, según se cuenta, se supo ganar gracias a su carácter paciente y de mantener el protocolo de respeto con las etnias, ofreciéndoles regalos.

“Bolivia era inmensa, pero había vacíos, la cartografía que hizo fue una de las mejores de las que hemos tenido. Gracias a ello conoció paisajes y pueblos que él consideraba olvidados y pobres”, dice Mesili, quien hará el prólogo del libro.

En Bolivia, realizó al menos cuatro expediciones como jefe técnico de la Comisión Demarcadora de Límites con Brasil. Conocido por ser un hombre aventurero, inclinado al misticismo y con una visión muy particular, consideró que tenía datos suficientes como para seguir investigando y viajando.

“He visto bastante como para comprender que cualquier riesgo vale la pena (‘). ¡Cuando regresemos en la próxima expedición nuestro relato puede conmover al mundo!”, escribió Fawcett en su libro.

Al parecer, esas palabras siguen resonando como un eco en la historia después de que desapareció en 1925 cuando partió desde Cubiabá, en Brasil, en busca de la ciudad perdida de Z, junto a un manuscrito del siglo XVIII que hablaba de una ciudad perdida y una estatuilla que su amigo H. Rider Haggard le había regalado. Su desaparición lo convirtió en leyenda. Muchas expediciones trataron de encontrarlo sin éxito. Rumores dicen que fue asesinado o que se quedó a vivir en su ciudad perdida.

http://www.opinion.com.bo/opinion/revista_asi/2011/1030/suplementos.php?id=1820

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