Ya sabemos que el MAS es marxista y/o socialista como se lo ha gritado al mundo y que por lo tanto no cree en religiones ni en costumbres occidentales de navidad, ni San Nicolás, Papa Noel, Santa Claus, ni nada eso, solo cree en el socialismo utópico mejor conocido como comunismo. La gran mayoría de los bolivianos nacimos y crecimos bajo otras costumbres y otras tradiciones, los cristianos creemos en el nacimiento del Mesías, en la noche de paz, noche de amor y por ello en esta época ponemos de lado nuestros odios, rencores y diferencias para en una sola familia unirnos a celebrar el nacimiento del Salvador.

Quizá Morales siempre seguirá buscando ser el centro de todos, capaz de ganarse la atención con una escondida simpatía y afán que a veces desnuda el intentar ser el más servil. Mucho más al creer que hoy sigue siendo la esperanza de cambio que todos los bolivianos necesitaban, incluso cuando pretendía freír las cabezas en aceite a los corruptos. Hoy ya se sabe que no habrá cambio, la confirmación fue dada en su última visita a La Habana que aunque ya no sorprende, llena de suspicacia y mala espina y obliga a preguntar ¿Qué ofreció Fidel para que Morales siga sus consejos? Lo más seguro es que el vivo de Fidel se aprovechó de la ignorancia para manipular y convencer de su pensamiento político trasnochado que ahora se debe soportar en el país.

En esta navidad hay que confesarle al gobierno que en los bancos no se encuentra el dinero de la mayoría de la gente porque no lo tiene, tampoco están las esperanzas de un futuro mejor, ni en las calles están las alternativas de las empresas o las fuentes de trabajo, solo se encuentra la frustración por no lograr conseguir mejores condiciones de vida al entender que el cambio no llego ni llegara. Es la realidad de un país que por décadas sigue siendo víctima de los apetitos personales, pero que esta vez se presenta junto al maquiavelismo bizarro del MAS.

Angustia que la gente no termine de entender este proceso de destrucción institucional que trae consigo la acumulación del poder en un solo hombre. Lo grave del proceso es que desconoce y niega el valor natural de los pesos y contrapesos de la sociedad, por la influencia directa de un dictador caribeño que pretende concentrar el poder en un autócrata heredero hecho a su imagen y semejanza. Tenemos entonces unas autoridades obedientes y sumisas a la voluntad del autócrata absolutista. Y esa obediencia, pasividad y sumisión se va permeando a cada uno de nosotros, hasta que nos convirtamos en unos zombis ambulantes.

Bolivia necesita una sacudida interior para conocer la magnitud y gravedad de lo que vive. Posiblemente haga falta reconocer como el Jesús aplomado y arriesgado que enseñó a los pueblos como sacar a los mercaderes y traidores del templo. En esta Navidad solo podemos pedir para todos y cada uno de los boliviano, la claridad, el coraje, la valentía necesarios para detener todo el andamiaje de absolutismo, totalitarismo y comunismo que se está viniendo encima.

Pidamos por ello en esta Navidad recuperar ese don de la palabra, de la persuasión, ese mensaje de unidad y esa voluntad inquebrantable de luchar en todos los frentes en cada uno de nosotros, debe ser la estrella para una sociedad mejor, pidiendo a Jesús poder entender, la complejidad y el peligro de estos tiempos de la moderna dictadura; pero de manera especial, pedir la sabiduría para organizarnos y no dejarnos penetrar por ella. Pedir que podamos construir absolutamente todos, la moderna sociedad democrática que nos merecemos. Pero por sobretodo pidamos paz, cordura para orar porque esta situación se revierta. Creyentes o no, ungimos de aquellos principios y valores que hagan capaz la unidad honrada y convincente de la familia boliviana, capaz de superar toda dificultad, hallando en el llanto y la sonrisa del Salvador recién nacido, envuelto en pañales y acostado en una pesebrera, de acuerdo a Lucas, ocasión para la más honda reflexión y conversión. ¡ Feliz Navidad Bolivia!

Gonzalo J.S. Quiroga Soria, PhD. (*)

(*) Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales

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