Inicio > Uncategorized > La magia del Toborochi – 28.11.2023

La magia del Toborochi – 28.11.2023

Martes, 28 de Noviembre de 2023

Aquella soleada tarde, sentí una inexplicable llamada. Era el primer día del año en el que alguien pisó la luna, y mis dedos aún seguían la cadencia de mis pensamientos mientras reflexionaba sobre algo que había aprendido recientemente: escribir a máquina. De pronto, un cohete, lanzado por un borracho en un acto de imprudencia, impactó en el pecho de un hombre que estaba parado en la vereda de la plaza que lleva el nombre de un libertador. Todos nos apresuramos a ver lo que había ocurrido, incluida una joven de anteojos y vestido amarillo. En medio de la angustia y la emoción, una voz me llamó desde el centro de la plaza, y allí te descubrí.


Te erguías majestuoso y firme, pero al mismo tiempo emanabas una sensación de bondad y calidez que me invitaba a compartir ese bello encuentro. Una fuerza irresistible me impulsó a tocarte, y de repente, perdí la conciencia.
Cuando recobré la lucidez, me encontraba caminando por las calles de mi infancia. No sabía qué había sucedido, pero todo parecía familiar, como si estuviera reviviendo momentos ya vividos. El tiempo había retrocedido muchos años, y yo era consciente de lo que estaba ocurriendo. Me emocionaba caminar por las calles de tierra, ver pasar los carretones y jugar al fútbol en el patio de los Vegas. Recordaba comprar kerosén a la señora Salmón y cuñapé para la pulpería de mi madre.
Reviví los partidos de fútbol de Destroyers en el estadio, cuando suplicaba a los adultos que me dejaran entrar con ellos. Luego, ingresé a la escuela secundaria y me reencontré con mis compañeros de la infancia, iniciando un recorrido de seis años llenos de experiencias maravillosas.
Al concluir mis estudios secundarios, me aguardaba la universidad. Había decidido estudiar medicina en la Universidad Nacional de La Plata. Comenzamos a estudiar anatomía e histología, y cada mes viajaba a Buenos Aires, alejándome de la ciudad. Sin embargo, una experiencia impactante ocurrió durante la fiesta de la resurrección católica: estuve a punto de electrocutarme en las vías de un tren eléctrico. En ese momento, sentí una imperiosa necesidad de regresar a Santa Cruz. La idea del Toborochi que me había transportado al pasado volvió a mi mente, y sentí un fuerte llamado hacia ese lugar. Era como si el árbol estuviera experimentando una sacudida de electricidad, similar a la que yo había sentido.
El regreso era inminente, como si estuviera entrando en un túnel con una poderosa corriente de viento que me absorbía. En un abrir y cerrar de ojos, me encontré junto al Toborochi, en la misma plaza donde lo había visto por primera vez. El árbol parecía gritar de dolor por el rayo que había caído en sus entrañas. Apenas se movía, pero parecía comunicarme el final de su vida y la razón por la cual me había llevado a ese momento en Santa Cruz. Había dejado atrás el pequeño pueblo para encontrarme en una ciudad de rascacielos y vasta extensión. Me despedí de la magia de aquel árbol, con el cual había experimentado uno de los cambios más significativos de mi vida.

  1. Comentar yet.
  1. Sin trackbacks aún.