Cita: “Tengo un compadre que dice que “ser cunumi no es cuestión ni de cuna ni de piel; es cuestión de principios y de espíritu”. Mi abuela también decía sin ánimo de discriminar: “el que nace tatú, muere cavando”. Tampoco se le puede pedir peras al olmo, verdad?”

PERMITANME DECIR.

A usted le gusta el país en que vivimos? Le gusta el ambiente en el que nos desenvolvemos? Le gusta el aire infecto de maldad que respiramos?

Son simples preguntas que yo mismo me hago y debo decir con absoluta franqueza que a mí no me gustan. Y no me gusta porque estamos envueltos en la mentira y el cinismo. Las autoridades nos pintan un país que no existe. Venden irrealidades que nos revelan  cuánto de demagogia hay en cada mensaje. A diario observamos y escuchamos a los principales y primeros demagogos. Al observarlos y escucharlos su imagen se nos empequeñece y desnaturaliza, induciéndonos al análisis de su propio inventario, comprobando con pena lo pobre que resulta ser ese inventario.

Indudablemente, la mayoría de las actuales autoridades defenderán su circunstancial status con uñas y dientes porque de otra manera, ni en esta ni en la otra podrían figurar como ahora y mucho menos acceder a las posibilidades económicas que actualmente tienen. Pero, qué hacemos con el espíritu de esas personas para convertirlas en gente de paz ( en la acepción de “gente de bien” que según el diccionario es la gente bien intencionada y de buen proceder ). Tengo un compadre que dice que “ser cunumi no es cuestión ni de cuna ni de piel; es cuestión de principios y de espíritu”. Mi abuela también decía sin ánimo de discriminar: “el que nace tatú, muere cavando”. Tampoco se le puede pedir peras al olmo, verdad?

Cómo será de malsano el espíritu de alguna gente, que el otro día escuché con pena a unos dirigentes del partido de gobierno manifestar que estaban elevando una solicitud para que nadie sea nombrado con el título de licenciado, ingeniero, doctor o cualquier otro título porque era discriminatorio para la gente que no los tiene. No sería mejor pedir o exigir que la gente tenga trabajo como para poder hacer estudiar a sus hijos y ellos obtengan cualquiera de esos títulos?. Porque eso sí que sería bello, que cada ciudadano de este país tenga la educación adecuada como herramienta para defenderse en la vida.

Mientras tanto y también con asombro nos enteramos mediante la prensa, que dos diputados piden se amplíe la siembra de coca a 40.000. Hectáreas. Si ya nomás superan las 30.000. y luego vuelcan la cara como diciendo yo no fui, pero el negocio de la cocaína es cada vez más floreciente y encima nos quejamos que los gringos malvados nos quitaron el ATPDEA. Por eso decía que vivimos en el país de las mentiras y el cinismo.

En las cada vez más intragables campañas electorales, vemos que como dicen en occidente, todo es un Chencko, y la llamada oposición juega a favor del único contrario.

Lo cierto es que el caballo del corregidor galopa gastando la plata a montones, plata que no es de él, por supuesto, sino del pueblo todo, y se queja de que todavía no tiene el poder total. Caramba, ya sería, seguramente y de verdad, para hacer más pomada aún, al país de las mentiras y el cinismo.

Reflexionemos pensando en esa frase de Cicerón : “El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretenda hacerse superior a las leyes”.

Santa Cruz, 24-08-2.009.                                         Oscar Bowles Rivero.