Muchas historias se escuchan de la Pirichuchio.
Este rectil que vive en la selva adentro, alla donde los arboles son gigantes , llenos de bejucos y tupiciones de enrredaderas con espinas, que hacen el escenario perfecto, para el habitad de esta fiera, que asecha a los animales de la selva, incluido al hombre. Imperceptible y cautelosa, por que atrae a las presas como si fuera un iman con poderes sobrenaturales, en un territorio misterioso. Contadas son las personas que la han podido ver, por que desaparece como por arte de magia.

Pues bien mis queridos amigos. Yo quiero contarles la historia de la Pirichuchio que atemorizaba en la barraca de don Antonio Mendoza.
Gomales, Castañales, Motacuses y otras especies maderables que se me hace dificil nombrar, eran la riqueza de este lugar, peces y animales silvestres habia en cantidad. Para su seguridad alimenticia de los habitantes, aqui vivian muchas familias por eso era que se producia bastante Goma pero no habian escuelas, por ello la mayoria de los siringueros no sabian leer ni escribir, dando lugar a ser engañados y estafados en su produccion laboral.

Aqui se comentaba mucho de la Pirichuchio que atacaba por las noches a las esposas de los siringueros dejandoles moretones y chupaduras en el cuerpo, sin dejar rastro alguno, era un misterio y lo mas raro todavia era que al tiempo aparecian en gestacion las mujeres. Un dia un siringuero se fue a rayar pero se regreso a su centro para llevar su poncho de goma porque parecia que iba a llover, grande fue su sorpresa que cuando llego a su tapera vio que una persona trepaba por las paredes de su casita, para entrarse, no se atufo y al momento, saco su arma y le hizo unos disparos, cayendo éste al suelo, pero se levanto y huyo introduciendose en la espesura del monte, para arrastrarse como una verdadera culebra, sin dejar rastro alguno, al otro dia lo buscaron y no lo encontraron. El monte tiene sus misterios que son dificil de entender.
Hoy esta Barraca ya no existe quedo abandonada cuando la goma dejo de valer, crecieron los arboles y volvio a ser parte de la selva y la historia de la Pirichuchio se perdio en las sombras de la misteriosa selva.

Ahora solamente se escucha en este lugar, el bramido de los tigres y lamentos de los siringueros que perecieron, en el auge del oro negro.
Hoy nuevamente reaparece comiendo vacas, terneros y tomando cerveza en los karaokes.

Roberto Yulow Mosqueira